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Historia de LIÉBANA |
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Se sabe que las poblaciones del paleolítico vivieron en el pleistoceno, dedicándose a la caza, pesca y recolección, aunque muy probablemente durante esta época, los Picos de Europa estuvieron cubiertos de nieves perpetuas. De esta época existen muy pocos indicios de poblaciones en Picos de Europa. En el caso de Liébana el yacimiento al aire libre de El Habario, entre Pendes y Cabañes (Cillorigo) es el más importante, habiendo sido estudiado recientemente y recuperándose instrumentos líticos.
A partir del año 9000 antes de Cristo el clima va mejorando y poco a poco se irá asemejando al actual. El epipaleolítico, entre 11150 y 8000 a.C. y el mesolítico, entre el 8000 y 5000 a.C, son etapas donde se evoluciona y se mejoran los modos de vida. De la época mesolítica es el yacimiento de La Mina, abrigo rocoso en las inmediaciones de Dobarganes, donde se han encontrado objetos de silex.
El paso a la etapa neolítica será fundamental al aparecer la agricultura y ganadería. En Liébana y Picos de Europa hay un importante número de monumentos megalíticos, formados por tumbas de gran tamaño, que corresponden a esa época. En Liébana se ha excavado y estudiado durante varias campañas la necrópolis de la Peña Oviedo, por encima de Mogrovejo y cerca de La Calvera, situando el yacimiento, después de los análisis realizados en varios puntos, a principios y mediados del cuarto milenio. En las excavaciones han aparecido fondos de cabañas y silos con restos de cereales, así como cerámica, lo que sin duda abre una vía importante al conocimiento de como vivían estas poblaciones.
Se pueblan zonas de montaña y prueba de ello lo tenemos en los restos existentes en prácticamente toda la comarca: la sierra Bora, en el municipio de Vega de Liébana; la Peña Oviedo y Áliva, en el municipio de Camaleño; Peña Sagra, Pasaneo y Pelea, en Cabezón de Liébana y Cillorigo y Camponuera, en Pesaguero, son algunas de las zonas con mayor número de dichos restos.
De la época del Calcolítico hay indicios más escasos, conociéndose un hacha plana de Pendes (Cillorigo), un hacha localizada en el área de Pico Jano y una punta de jabalina de tipo palmela, en Potes, que podrían fecharse hacia el 2500 a.C. En la Edad de Hierro, han aparecido piezas aisladas, como la fíbula de Bárago o cerámicas en la cueva de Covarada (Cillorigo).
Las guerras cántabras (29-19 a.C) van a tener importancia en Liébana y Picos de Europa. El jesuita Eutimio Martino estudió sobre el terreno los posibles lugares de los enfrentamientos de cántabros y romanos y llegó a la conclusión de que Augusto lanzó una columna central a través de los puertos de Pineda a Liébana, mientras que la columna oriental remontaba el curso del río Cea y el alto Esla, dirigiéndose a los Picos de Europa. Desde Bérgida los cántabros derrotados huyeron al Mons Vindius, los Picos de Europa. Martino localiza los principales enfrentamientos militares en la comarca lebaniega e identifica el Monte Medullius con Peña Sagra. Lo cierto es que importantes restos de calzadas romanas, de muros de defensa y fosos han sido localizados en la comarca.
En Liébana se conservan varias estelas y algunos restos de inscripciones, incrustados en muros: Luriezo, Villaverde, Lebeña y Bores son las más significativas.
Dos oratorios rupestres se localizan en la comarca; uno en Cueva Santa, en el monte Viorna, en las cercanías del Monasterio de Santo Toribio, donde la tradición asegura que oraba el monje Santo Toribio, y que por sus características pudo ser construido entre los siglos IX y X, y la ermita rupestre de Cambarco (Cabezón de Liébana), descubierta recientemente y fechada por los expertos entre fines del VIII y principios del IX.
Liébana se cita en la Crónica de Alfonso III dando noticia de su poblamiento. Después de la batalla de Covadonga los árabes supervivientes al cruzar los Picos de Europa, y al pasar por las proximidades de Subiedes (Camaleño), fueron sepultados por el desprendimiento de un gran "argayo". En la época medieval aumenta de forma considerable la población y la comarca se convierte en un importante foco de monasterios: San Salvador de Villeña, San Facundo y Primitivo de Tanarrio, Santa María de Cosgaya, Santiago de Colio, etc. Dos monasterios van a tener una extraordinaria importancia sobre los valles de la comarca: San Martín de Turieno, posteriormente conocido como Santo Toribio de Liébana, y Santa María de Piasca. Es posible que Beato de Liébana escribiera los Comentarios al Apocalipsis en el monasterio de Santo Toribio. En el siglo X Liébana está regida por un conde y a partir de mediados del siglo XIII forma con Pernía una de las merindades del Reino de Castilla. Posteriormente vemos como en el Becerro de las Behetrías, de 1353, predominan los linajes locales.
Don Tello, hijo del rey Alfonso XI, quien había conseguido por concesión real el señorío de Liébana, obtenía la titularidad señorial sobre las poblaciones solariegas de los valles al descender el influjo del poder monástico en la comarca. Es a mediados del siglo XV cuando la comarca pasa a ser señorío de la Casa de la Vega y Marquesado de Santillana y, posteriormente, de los Duques del Infantado, que tendrían un gran poder en la zona hasta comienzos del siglo XIX.
En época moderna se forman las Juntas de la Provincia de Liébana, que serán el órgano de gobierno de la comarca, con representantes de todos los valles que toman acuerdos y aprueban ordenanzas. Las Juntas estaban presididas por el Corregidor o por su teniente que eran nombrados anualmente por el Duque del Infantado, asumiendo la jurisdicción civil y militar y presidiendo las Juntas. En 1785 Potes es de señorío secular, con un alcalde mayor que es nombrado por el Duque del Infantado.
Durante la guerra de la Independencia los lebaniegos lucharon por su libertad y merecieron los elogios del general Mahy, que les denominó "habitantes ilustres de Liébana". En el año 1838, durante la Primera Guerra Carlista, se produce una cruel batalla en las cercanías del pueblo de Vendejo (Pesaguero). Ya en este siglo la comarca sufrió los terribles efectos de la guerra civil española y la villa de Potes fue quemada en la retirada de las tropas republicanas, siendo reconstruidos sus edificios años después.
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